EL RINCÓN DE LA ESPERANZA

10 de marzo de 2015



¿De donde vienen los sueños?
De la necesidad de tener motivos por los que seguir. De las ganas tremendas de alcanzar metas diversas. De esos niños que llevamos dentro que no debemos dejar morir. Por que al fin y al cabo la vida es demasiado seria como para olvidar que existen sueños que se pueden hacer realidad.
A veces todos decimos palabras que no queremos oír, a veces vemos cosas que no deseamos ver y oímos cosas que quisiéramos hacer entender por que quienes las dicen no se escuchan. Tenemos 5 sentidos que en momentos de enfado no sirven para nada. Pero Nose supongo que es lo que hay. Todo lo bueno tiene cosas malas y las malas cosas buenas y por eso siempre digo que en medio de todo lo malo siempre existe algo bueno


Que fácil era ser niña, ser adulta es un fastidio. Ahora una se come la cabeza por todo y antes sonreía sin motivo. La lluvia, el tiempo, las horas y el momento. Cada fragmento de todo ello hace posible la felicidad, aunque cada instante que se va no vuelve. Pero estamos destinados a algo y a veces pienso que mi finalidad en la tierra es ayudar en todo lo que puedo. Es ahí cuando me di cuenta que elegí la carrera correcta aunque me cuesta arrancar. Todos los cambios hacen que yo también cambie pero la plantilla es la única permanente. Hoy siento la necesidad de tirarme el día en pijama y no peinarme, de sentarme en la ventana y perderme de un pensamiento a otro... Hoy necesito que venga la poca ilusión de la navidad y me haga toc toc y que me diga que dentro de poco va a nevar. Supongo que la niña que llevo dentro no morirá pues es la mejor característica de mi personalidad. Hoy quiero dar gracias por abrazos de ding dong que alegran a cualquiera. Hoy seguiré bajo la manta viajando con la mente constantemente.



Desperté con ansias de volar y al sacar mi joven reloj del bolsillo pude comprobar que estuvo un tiempo parado sin hacer clik clak.
Las nubes han bajado para dar la bienvenida al invierno, a la mantita que calienta mis frías y heladas manos. Ahora es tiempo de chocolate con churros, de sacar el paraguas y saltar bajo la lluvia, ver películas navideñas y rezar para que este año el cielo permita que caigan copitos de nieve.
Cuando empiezas a pensar, una dos y tres veces sin cesar, empiezas a dudar de todo y todos. Quienes dijeron siempre, están fallando constantemente, pero comprendo que somos humanos y soy la primera en escribir mal una palabra y seguido tratar de tacharla.
Pero cierto es que en ocasiones el boli deja de funcionar y el tipex no quiere funcionar.
Pero ¿y si me tomo la vida como un cuento?
Caperucita roja aprendió equivocándose que no debía confiar y Alicia en su país de las maravillas aprendió a decidir por su felicidad. Pero me siento como Gretel, quizás seré comida por el mundo por tratar de ser buena gente.
Nos rodeamos de un mundo gigante y ojalá sonriéramos más a menudo como los minions. Si nos tomamos la vida como una rígida torre eiffel, el día a día será bonito pues su propia estructura exige caracterizarse así. Pero no se trata de darle vueltas a todo ya se encarga la tierra en sus rotaciones de marearnos la cabeza.
Me encuentro en busca de la felicidad, que ya la tengo día a día, pero tengo la sensación que el puzzle no está completo y que en un laberinto complejo me encuentro.

Me siento, freno y pienso que siento que todo se desvanece, que todo pende de un hilo y que la culpa ya se sabe. Y cuando caminas con una venda en los ojos, cuando cae te decepcionas y la herida se hace grande. Una vez que dices todo lo que tenías que decir, el árbol se quedó sin hojas y la pluma sin tinta. ¿De qué sirve querer seguir, si las pruebas demuestran lo que sucede? Por eso me veo sentada en una terraza diferente, mirando todo desde fuera, observando, pensando… y deseando que las palabras no se las haya llevado el viento y que hayan servido de algo.
Cerrar los ojos e imaginar cómo será volver a sentarse en un ala del avión, como será sobre volar las nubes deseando no caer… la vida es tan tremenda-mente frágil, que si se parte el ala, un segundo después ya no hay nada.
Ya no escribo la historia con bolígrafo, ahora el miedo me obligo a coger el lápiz para narrar, pues si fallo podre borrar aunque eso no signifique olvidar.
¿Qué cómo estoy? Bloqueada y decepcionada.  Pero se supone que cuando eres feliz no tienes tiempo de para parar a pensar en lo malo. Nadie sabe si las decisiones que se toman son las correctas, se toman y el tiempo trae consigo la respuesta.
Supongo que hay heridas que no se cierran ni con el tic tac de mi reloj cada mañana.
El sol sale cada día y rasga el sol con su brillo, pero yo salgo a la calle como cada día corriendo, pues el despertador últimamente suena demasiado tarde. Los sueños son confusos, no sé si quiera si alcanzaré la meta propuesta, dicha queda pero nadie sabe si será realizada. Cuando falta algo es cuando realmente lo valoras.
Aprendí que cuando alguien te cuenta sus problemas, eso no significa que se esté quejando, significa que confía en ti. Cuando la confianza se parte ya nada vuelve a ser lo mismo, pero nadie ha parado a pensar el por qué. La mentira no se justifica nunca y además tiene patas cortas, pero busca el fallo en ti mismo y descubrirás por que han podido fallar.

Solo paso hojas tan escritas que duele no volver a la página, pero más duele sentarse a leer los recuerdos. Eran buenos o malos pero eran recuerdos. La hoja en blanco está siendo escrita en este momento. ¿Bonito? El cielo azul rayado por aviones. ¿Hermosa? Una sonrisa al despertar. ¿Valioso? Un Te quiero de corazón. ¿Tardías? Las respuestas que espero en el tiempo. ¿Triste? Es caerte y no levantarte, encerrarte y no darte cuenta que algo falla y ese fallo está en ti, no sonreír de verdad sino con falsedad. Pero ¿Y lo feliz? Es más difícil definir una sola cosa como la felicidad. Solo toca abrir los ojos después de un rato, dejar quietas las páginas escritas, coger la cámara y correr en busca de nuevas fotografías que mañana serán recuerdos.

19 de octubre de 2014

La nada de nadie...



Hoy me siento la nada de nadie, solo soy silencio en medio de un espacio abierto. Esperando que el reloj se detenga y congele mis sentimientos. Es una mezcla de rabia, tristeza, sinceridad, espera, dudas, preguntas, lágrimas y no respuestas. El mundo sigue girando dando vueltas sin cesar y yo aquí tumbada evitando el pensar, intentando no llorar pero que hacer si parece que se ha roto el bote de cristal que envuelve a la mariposa encerrada. Me rompo yo misma mientras remuevo una y otra vez todo aquello llamado recuerdo. El miedo a seguir recibiendo sufrimiento hace que me encierre en mi misma. Tomas decisiones y las propias pesadillas las recuerdan una y otra vez. El despertador se ha roto, se ha caído al suelo y está completamente destrozado, se niega a despertarme de los malos sueños que me persiguen. La soledad es el mayor miedo de cualquier persona, sentir el silencio en tu piel y gritar sin resultado alguno, esperar que alguien te busque y desesperar al seguir teniendo ese mismo doloroso sentimiento. ¿Qué es lo correcto? ¿Qué es lo que hago mal? ¿Puede ser que sonreír siempre sin cesar? No lose...no sé nada, se me olvida caminar, se me olvida lo que valgo, se me olvida que ya no hay agua en mi vaso. Y dará igual como me sienta porque el mundo seguirá girando, seguirá la naturaleza su curso alimentando mientras pueda al ser humano.